Para reducir el número de niñas y adolescentes que se unen cada año es necesario ampliar los programas destinados a abordar los MUITF. A través del compromiso con la campaña Poder para niñas y adolescentes y la inversión a gran escala en un cambio estructural que llegue a todas las comunidades y países para prevenir las uniones y apoyar a las niñas y adolescentes unidas es posible lograr avances duraderos en materia de MUITF.
Los gobiernos son los responsables de escalar las soluciones para abordar los MUITF a través de alianzas estrechas con la sociedad civil y de la rendición de cuentas, ello con el apoyo de asistencia para el desarrollo focalizada y la movilización de recursos nacionales. Estas intervenciones deben llevarse a cabo al mismo tiempo que los programas para influir en los comportamientos y las actitudes a fin de garantizar que los servicios prestados sean aceptados y adoptados por la comunidad.
Los gobiernos y demás actores deben:
- Invertir en el acceso gratuito a 12 años de educación de calidad para todas las niñas y adolescentes. Esto deberá incluir una educación integral en sexualidad sin estigmas para todas las personas, con la eliminación de cualquier obstáculo relacionado con la maternidad o los MUITF, y medidas específicas para llegar a las niñas y adolescentes que han abandonado la escuela. Esto garantizará que dispongan de las competencias necesarias para obtener un trabajo, ganarse la vida y asumir un papel que no se limite al de esposa o madre.
- Garantizar el acceso de todas las niñas y adolescentes – sin importar su edad o estado civil – a toda la gama de servicios de salud sexual y reproductiva adecuados a las juventudes, incluido el aborto seguro. Esto les permitirá tener relaciones sexuales seguras y evitar embarazos no deseados, tener control sobre sus cuerpos y elegir si quieren unirse o tener hijos o hijas y cuándo hacerlo.
- Garantizar que las políticas y los planes para mitigar y atender las situaciones humanitarias reflejen las necesidades específicas de las niñas y mujeres de todas las edades en crisis, por ejemplo, en relación con su salud sexual y reproductiva, el acceso a la educación, el aumento del riesgo de violencia y los MUITF. Esto garantizará que, en caso de catástrofe, las niñas y mujeres de todas las edades no queden rezagadas o resulten más vulnerables a los embarazos no deseados o a la violencia de género.
Estas recomendaciones se desprenden del informe Una década de progreso de Girls Not Brides, un documento que conmemora nuestro décimo aniversario y que reúne los aprendizajes que hemos adquirido y los pasos que debemos dar para sacar provecho de nuestra energía colectiva y acelerar el cambio en la próxima década.