Con este estudio, UNICEF y el Ministerio de Trabajo, Asuntos Sociales, Mártires y Discapacitados (MoLSAMD) aportan algunos matices a la narrativa habitual en torno al matrimonio infantil en Afganistán.
Por ejemplo, mientras que a menudo oímos hablar de una falta de concienciación sobre el matrimonio infantil en las comunidades afganas, las personas entrevistadas en este estudio eran a menudo conscientes de sus efectos nocivos. Aunque a menudo oímos que los padres son los únicos que toman decisiones sobre el matrimonio de sus hijas, el estudio constató que otros miembros de la familia también forman parte de este proceso.
El estudio también confirmó varios elementos encontrados en Afganistán y en otros lugares. Por ejemplo, las repercusiones duraderas del matrimonio infantil, que van desde problemas de salud materna e infantil, matrimonios difíciles, oportunidades educativas y laborales limitadas, movilidad restringida, hasta violencia e intentos de suicidio. Aunque las niñas suelen ver restringida su capacidad de acción, esto también ocurre con los miembros de la familia, especialmente en contextos con fuertes normas sociales y alta inseguridad, por lo que los esfuerzos para abordar el matrimonio infantil deben implicar a la familia y a la comunidad en general.
La principal conclusión del informe es la necesidad de adoptar un enfoque integral para abordar la compleja práctica del matrimonio infantil. Es decir, un enfoque que aborde no sólo la política, la legislación, los retos económicos, las normas sociales y culturales de desigualdad de género, las prácticas tradicionales nocivas y la inseguridad, sino que también trabaje con niñas y niños, padres e hijos, trabajadores de primera línea y personas influyentes clave.
El estudio se basó en encuestas de hogares, estudios de casos, grupos de discusión y entrevistas en cinco provincias de Afganistán (Bamyan, Kandahar, Paktia, Ghor y Badghis).