No existe una única solución, actor o sector para abordar los MUITF. Los motivos por los que las niñeces y adolescencias se casan o se unen de manera informal –por elección o por la fuerza– son complejos, variados y guardan relación entre sí.
Para abordar los MUITF, es necesario terminar con la desigualdad de género en todos los ámbitos, públicos y privados. También se requiere transformar las normas de género y reequilibrar el poder en todos los niveles para que las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres puedan disfrutar de condiciones de igualdad respecto a sus pares varones.
Los enfoques transformadores de género para abordar los MUITF son integrales y están basados en derechos. Abarcan todos los sectores y colocan a las niñas y adolescentes al centro.
También son interseccionales; es decir, consideran diversos factores que representan ventajas o desventajas que influyen en la vida de las niñas y adolescentes. Para ello, toman en cuenta el impacto que tienen el género, la raza, la etnia, el nivel socioeconómico, la casta, la educación, el sexo, la sexualidad, la religión, la capacidad y la situación migratoria.
Dichos enfoques deben basarse en un sólido análisis en materia de género y poder y responder a las necesidades prácticas de las personas que se encuentran en mayor riesgo de MUITF y de las niñas y adolescentes que están o han estado unidas.
Por último, requieren una inversión flexible y a largo plazo, así como voluntad política y acción colectiva.
Perspectivas para abordar los MUITF y promover la igualdad de género
Las respuestas más eficaces:
Centrarse en los derechos y la agencia de las niñas y adolescentes.[i] Para cambiar la vida de las niñas y adolescentes es necesario trabajar con familias, comunidades, instituciones y centros de trabajo para eliminar los obstáculos que enfrentan las mujeres de todas las edades para obtener un empleo remunerado o para ejercer su participación política o su liderazgo. También es necesario garantizar que cuenten con los conocimientos, las habilidades, la confianza, las estructuras de apoyo y las oportunidades –como opciones educativas, de empleo y de medios de subsistencia, así como conocimientos sobre finanzas– que les permitan tomar decisiones sobre su propia vida y bienestar.[ii]
Abordar las desigualdades estructurales[iii] e incluir de forma activa a las organizaciones de juventudes y de mujeres. Esto significa adoptar un enfoque sistémico para transformar las políticas, las leyes, los servicios y los presupuestos que discriminan a las niñas y adolescentes y las colocan en situaciones de vulnerabilidad o dependencia. También significa reconocer la capacidad de las juventudes y las mujeres –así como de otras personas que han sido marginadas– para diseñar soluciones, organizarse y contribuir a la igualdad y la justicia.
Invertir en una educación de calidad para las niñas y adolescentes. La permanencia de las niñas y adolescentes en la escuela es una de las mejores formas de retrasar las uniones. Las niñas y adolescentes que asisten a la escuela deben sentirse seguras y contar con modelos femeninos y docentes con conciencia de género que afirmen su valor y desafíen los estereotipos de género que las limitan. Más información en nuestras páginas de aprendizaje sobre educación.
Invertir en servicios, atención e información en materia de salud sexual y reproductiva que sean accesibles, estén libres de estigma y se adapten a las adolescencias. Esto incluye una educación integral en sexualidad adecuada a la edad, tanto dentro como fuera de la escuela. Este tipo de iniciativas deben apoyar el derecho de todas las niñas y adolescentes –sin importar su estado civil– a tener acceso a la información y el apoyo requeridos para tomar decisiones seguras e informadas, evitar embarazos no deseados, retrasar las uniones y mantener relaciones saludables a lo largo de su vida. Más información en nuestras páginas de aprendizaje sobre salud.
Transformar las normas sociales de género que discriminan a las niñas y adolescentes, entre ellas, las normas que controlan su sexualidad,[iv] movilidad y opciones; que limitan su función social al matrimonio y la maternidad; que esperan que realicen más trabajo doméstico y de cuidados no remunerado;[v] y que discriminan a las personas que no se ajustan a las normas de género tradicionales. Para transformar estas normas, es necesario trabajar con las familias y comunidades en la reflexión y el reconocimiento de su existencia y consecuencias y dirigir un cambio orientado a mejorar los derechos y las libertades de todas las personas. Asimismo, es importante que las personas especialistas, investigadoras y activistas hagan un ejercicio de reflexión sobre sus propios prejuicios y comportamientos –y los de sus organizaciones– para buscar corregirlos.
Crear espacios seguros para el pensamiento crítico, el diálogo intergeneracional y la reflexión personal en torno a los roles de género, la desigualdad y la justicia, incluidos los MUITF. Para ello, es necesario reforzar el conocimiento que las niñas y adolescentes tienen de sí mismas y de su contexto e involucrar a quienes toman las decisiones sobre las uniones, particularmente padres, hermanos, tíos, y a las personas líderes de opinión de tal manera que respondan a su contexto y su cultura.[vi]
El trabajo con varones
Las normas de género también afectan a los varones de todas las edades y los orillan a comportarse de una forma determinada. Las expectativas en torno a la masculinidad a menudo les obligan a ejercer control sobre las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres, sobre todo en lo que se refiere a su sexualidad.
Los enfoques transformadores de género para abordar los MUITF trabajan con los varones para promover masculinidades que tengan consecuencias positivas en sus vidas y en las de sus familias y comunidades. Para más información, ver nuestro informe sobre la participación masculina (en inglés).
La participación de personas líderes religiosas y tradicionales
Ninguna religión aprueba el matrimonio infantil. Sin embargo, muchas personas interpretan su fe para considerar los MUITF –y las prácticas asociadas, como la mutilación y ablación genital femenina– como una marca de identidad religiosa.
Dado que gran parte de la población mundial profesa una religión, las personas líderes religiosas ejercen una poderosa influencia que se extiende a los asuntos de carácter más íntimo, como la sexualidad, las relaciones y las uniones. Asimismo, en algunos lugares disponen de poderes legislativos y judiciales para intervenir a gran escala.
Por tanto, las personas líderes religiosas y tradicionales representan alianzas importantes para el movimiento dirigido a abordar los MUITF. Para más información, ver nuestro informe sobre el trabajo con personas líderes religiosas (en inglés).