Al crecer en la zona rural de Kenia Central, mi único sueño era convertirme en doctora. Sabía que era posible; sólo tenía que esforzarme en la escuela. Después de todo, había visto a mis hermanas convertirse en doctoras practicantes. El hecho de poder sentarme a escribir este blog es el testimonio de que los sueños de una joven se hicieron realidad. No me convertí en médica, pero gracias a mi esfuerzo en la escuela ahora soy doctora en Filosofía.
En ese entonces, como joven idealista, ignoraba lo afortunada que era: al menos podía atreverme a soñar. Hoy en día hay millones de niñas y adolescentes que no se atreven a soñar, y que ven en los matrimonios o las uniones infantiles, tempranas y forzadas (MUITF) su única opción; una “opción” que les niega la posibilidad de acceder a las oportunidades educativas que yo busqué de niña y adolescente.
Cada año, 12 millones de niñas de todo el mundo se casan o se unen de manera informal antes de cumplir los 18 años. En la actualidad, hay más de 130 millones de niñas y adolescentes que no asisten a la escuela. El abandono escolar es una de las principales causas de los MUITF, que a su vez constituyen un importante obstáculo para que las niñas y adolescentes accedan a una educación de calidad. Ambas cuestiones están unidas de forma inextricable, ambas impulsadas por la pobreza y la creencia subyacente de que las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres son inferiores a sus pares varones.
Por desgracia, la COVID-19 ha empeorado esta situación. UNICEF estima que otros 10 millones de niñas y adolescentes se unirán antes de 2030 debido a las restricciones derivadas de la pandemia. El cierre de las escuelas también tendrá efectos profundos y duraderos en su futuro, en especial para las que viven en las zonas más remotas y en situación de mayor pobreza.
La permanencia de las niñas y adolescentes en la escuela, sobre todo en la enseñanza secundaria, es una de las mejores maneras de ampliar sus alternativas más allá de las uniones. Por cada año adicional que una niña o adolescente permanece en la escuela secundaria, la probabilidad de que se una cuando todavía es menor de edad es, en promedio, 6 puntos porcentuales más baja.
Pero hay muchas barreras que debemos superar para alcanzar nuestros objetivos. 335 millones de niñas y adolescentes asisten a escuelas que carecen de instalaciones adecuadas para la gestión de la higiene menstrual, lo que implica que es probable que no asistan a la escuela mientras tienen el periodo. Otras faltan a la escuela por motivos de seguridad, mientras que en algunos países se niega a las niñas y adolescentes embarazadas o a las jóvenes que son madres la posibilidad de volver a la escuela, incluso si ellas así lo desean, con lo que se les niega el derecho a la educación.
Poco a poco, los países comienzan a abordar algunas de estas barreras. Por ejemplo, el año pasado Sierra Leona abolió una ley discriminatoria que impedía el acceso de las niñas y adolescentes embarazadas y las jóvenes que son madres a la escuela por temor a que otras niñas quedaran embarazadas. Una investigación de la revista The Lancet reveló que la revocación de la ley que prohibía a niñas y adolescentes embarazadas asistir a la escuela se tradujo en una reducción de las tasas de embarazo en la adolescencia en nueve países africanos.
Hacemos un llamado a todos los gobiernos para que revisen y aborden este tipo de obstáculos a la educación para que todas las niñas y adolescentes puedan atreverse a soñar.
En Girls Not Brides sabemos que la acción colectiva en todos los sectores es una poderosa herramienta para garantizar que las niñas y adolescentes tengan acceso a la educación y vivan libres de MUITF. Las niñas y adolescentes desean tener las mismas oportunidades que sus hermanos y compañeros de clase. Hoy sumamos nuestras voces a las suyas para incidir en que tengan mayor acceso a la educación y puedan disfrutar de sus derechos.
En la actualidad trabajamos con organizaciones socias y aliadas en dos de los países más afectados de África Occidental, Níger y Burkina Faso. En ambos países, las coaliciones que abordan tanto el tema de MUITF como de educación se han reunido para trabajar de forma colectiva, impulsadas por las metas que tienen en común: mejorar el acceso de las niñas y adolescentes a una educación de calidad y abordar los MUITF. Este tipo de colaboraciones demuestran que, al trabajar de forma conjunta, es posible lograr avances.
En la próxima Cumbre de la Alianza Mundial para la Educación (GPE) , personas líderes a nivel mundial tendrán la oportunidad de implementar políticas y destinar recursos para cambiar el futuro de millones de niñas y adolescentes de todo el mundo.
Hacemos un llamado para que garanticen 12 años de educación primaria y secundaria de calidad, gratuita y con perspectiva de género a la niñas y adolescentes en riesgo de MUITF así como a las ya unidas.
En un mundo en el que las niñas y adolescentes son consideradas inferiores, los sistemas educativos deben responder y adaptarse para lograr que se sientan seguras, incluidas y con capacidad para participar. Las niñas y adolescentes unidas y embarazadas o las jóvenes que son madres no pueden quedar excluidas de estas disposiciones; por ello, es necesario eliminar cualquier política o práctica discriminatoria que las excluya de los espacios educativos. En situaciones de crisis, como la pandemia de COVID-19, debemos garantizar que todas las niñas y adolescentes tengan acceso a una educación de calidad en condiciones de seguridad, incluida la educación integral en sexualidad.
Estas medidas no sólo se traducirán en cambios positivos y esperanzadores y en horizontes más amplios para las niñas y adolescentes de todo el mundo; también serán beneficiosas para las comunidades y las economías en general.
Las personas líderes que asistan a la Cumbre de la GPE en julio tendrán la oportunidad de convertirse en aliadas de las niñas y adolescentes y con ello contribuir a un mundo mejor y más igualitario. Con suficiente financiamiento y avances en las políticas y los programas en materia de educación, podrán garantizar de forma colectiva el acceso a la educación de todas las niñas y adolescentes del mundo.
Debemos comprometernos a construir un mundo igualitario en el que las niñas, adolescentes y jóvenes no sólo se atrevan a soñar, sino que hagan realidad sus sueños. Ya no podemos darnos el lujo de defraudarlas. Ya sea que quieran ser maestras o sastres, directoras ejecutivas o como esta exniña doctoras, no sólo debemos amplificar su voz, sino también hacer un llamado a la acción. La igualdad de género en la educación puede ser uno de los logros de la Cumbre de la GPE; hagamos realidad los sueños de las niñas y adolescentes de forma conjunta. Este es el primero de una serie de blogs sobre el liderazgo en el movimiento para terminar con el matrimonio infantil que se publicarán a lo largo de 2021. Suscríbanse a nuestro boletín de noticias para recibirlo en su bandeja de entrada, junto con las últimas novedades, historias y noticias del movimiento mundial para terminar con el matrimonio infantil.