Brasil

El 26% de las niñas brasileñas se casan o inician una unión antes de los 18 años y el 6% se casan o inician una unión antes de los 15 años.

En Brasil, los matrimonios y uniones infantiles, precoces y forzados adoptan la forma de matrimonios legales, civiles o religiosos formalmente registrados, uniones informales o cohabitación. Las distinciones entre los tres son a menudo borrosas.

Los matrimonios y uniones infantiles, precoces y forzados están motivados por la desigualdad de género y la creencia de que las niñas son de algún modo inferiores a los niños.

En Brasil, el CEFMU también está impulsado por:

● Embarazo en la adolescencia: El embarazo ha sido citado como uno de los principales factores que influyen en el CEFMU en Brasil y está fuertemente asociado con el deseo de la familia de proteger su honor. Algunas niñas son presionadas por sus madres y abuelas para que se casen si empiezan a mantener relaciones sexuales prematrimoniales. Perder la virginidad se asocia a veces con ser mais nada ("convertirse en nada"). Entre 2015 y 2020, la tasa de natalidad adolescente entre las niñas de 15 a 19 años fue de 49 nacimientos por cada 1000 niñas. En 2019, hubo aproximadamente 419.255 bebés registrados de madres adolescentes; la mayor incidencia se registró en la región Nordeste de Brasil, con 143.568 bebés.

● Violencia contra mujeres y niñas: Según un estudio de 2019, algunas niñas en Brasil se casan o se unen como forma de encontrar protección en contextos de altos niveles de violencia urbana controlada por el Estado y las bandas. También hay informes de niñas casadas con narcotraficantes que operan en favelas de bajos ingresos.

● Normas de género: Algunas niñas ven el matrimonio como una de las únicas formas de influir en su vida y buscar la libertad. A veces, la decisión de una niña de abandonar el hogar y casarse se ve como un acto de rebelión ante la represión paterna, motivada a su vez por su preocupación por la reputación familiar y la inquietud de que sus hijas se queden embarazadas fuera del matrimonio. Algunos chicos y chicas ven el matrimonio como un paso a la edad adulta. Esto se equilibra con una tensión por la que las chicas asumen responsabilidades de adultas y crían a sus hijos al tiempo que siguen "jugando con muñecas" y "actuando de forma infantil".

● Religión: Las enseñanzas evangélicas, protestantes y católicas impulsan normas de género relacionadas con la virginidad, el embarazo y el aborto que permiten y a veces se utilizan para justificar el CEFMU en Brasil.

Brasil se ha comprometido a poner fin al matrimonio infantil, precoz y forzado para 2030, de acuerdo con la meta 5.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El Gobierno debe presentar una Revisión Nacional Voluntaria en el Foro Político de Alto Nivel de 2024.

Brasil copatrocinó la resolución del Consejo de Derechos Humanos de 2013 sobre el matrimonio infantil, precoz y forzado, la resolución de 2017 que reconoce la necesidad de abordar el matrimonio infantil, precoz y forzado en contextos humanitarios, y la resolución de 2023 sobre poner fin y prevenir el matrimonio forzado.

Brasil copatrocinó las resoluciones de la Asamblea General de la ONU de 2016 y 2018 sobre el matrimonio infantil, precoz y forzado.

Brasil ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño en 1990, que el Comité de los Derechos del Niño ha interpretado para recomendar el establecimiento de una edad mínima para contraer matrimonio de 18 años, y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer en 1984, que obliga a los Estados a garantizar el libre y pleno consentimiento para contraer matrimonio.

Durante su Examen Periódico Universal de 2017, Brasil acordó considerar la adopción de todas las medidas necesarias para eliminar de manera efectiva el matrimonio infantil.

Brasil, como miembro de la Organización de los Estados Americanos (OEA), está vinculado al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, que reconoce el derecho de hombres y mujeres en edad de contraer matrimonio a casarse, y pide a los gobiernos que refuercen la respuesta para hacer frente a la violencia y la discriminación de género, incluidos el matrimonio y las uniones precoces, forzados e infantiles, desde una perspectiva que respete la evolución de las capacidades y la autonomía progresiva.

Brasil ratificó la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (conocida como Convención de Belém do Pará) en 1995. En 2016, el Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI) recomendó a los Estados Partes que revisaran y reformaran las leyes y prácticas para aumentar la edad mínima para contraer matrimonio a 18 años para mujeres y hombres.

Brasil, como miembro de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, adoptó en 2013 el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, que reconoce la necesidad de abordar los altos niveles de embarazo adolescente en la región, ya que suelen estar asociados al matrimonio forzado de las niñas. En 2016, los países de la CEPAL también aprobaron la Estrategia de Montevideo para la Implementación de la Agenda Regional de Género. Esta Agenda recoge los compromisos asumidos por los gobiernos en materia de derechos y autonomía de las mujeres e igualdad de género en los últimos 40 años en las Conferencias Regionales de Mujeres de América Latina y el Caribe. La Agenda reafirma el derecho a una vida libre de toda forma de violencia, incluyendo el matrimonio forzado y la cohabitación para niñas y adolescentes.

Brasil es uno de los países pioneros de la Alianza Mundial para Acabar con la Violencia Contra los Niños.

En la Cumbre de las Niñas celebrada en Londres en 2014, el gobierno firmó una carta en la que se comprometía a poner fin al matrimonio infantil para 2020.

A pesar de la prevalencia del CEFMU en Brasil, el problema ha estado ausente en las agendas nacionales de investigación y formulación de políticas. La falta de informes sobre uniones informales y cohabitación hace que una revisión sistemática y una respuesta al CEFMU sean extremadamente desafiantes.

En agosto de 2020, el gobierno publicó un libro electrónico titulado "Afrontar la violencia en línea contra las adolescentes en el contexto de la pandemia COVID-19". Este folleto pretende concienciar sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, así como educar a las niñas sobre la violencia en el espacio digital, especialmente durante la pandemia COVID-19.

En 2019, el gobierno agregó el inciso a) del artículo 8 a la Ley n.º 13.798 que estableció una Semana Nacional de Prevención del Embarazo Adolescente. Esta campaña se lleva a cabo el 1 de febrero de cada año y tiene como objetivo sensibilizar sobre el embarazo adolescente y las medidas preventivas con el lema "Todo tiene su debido tiempo."

Aunque 18 años es la edad mínima para contraer matrimonio, según el Código Civil de 2002, tanto las chicas como los chicos de 16 años pueden casarse con el consentimiento de sus padres o sus representantes legales.

En 2019, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, aprobó un cambio de ley en el Código Civil, tras ser aprobado en el Congreso Nacional y el Senado de Brasil, que prohíbe cualquier forma de matrimonio de menores de 16 años. Anteriormente, existían exenciones para que las menores de 16 años pudieran contraer matrimonio en caso de embarazo o para evitar una condena penal por estupro.